Las obras de ampliación de la Línea 3 del Metro de Madrid, que conectarán Villaverde con El Casar, están presentando un desafío técnico sin precedentes. Con una extensión de 2,7 kilómetros, este tramo no cuenta con el uso de tuneladoras convencionales, sino que se está llevando a cabo mediante un método innovador que implica la utilización de paredes de yeso cristalizado y un ritmo de avance de 80 metros al mes.


Este proyecto, que inició hace dos años, tiene como objetivo principal la conexión con la red de MetroSur, así como la creación de un intercambiador que beneficiará a más de un millón de usuarios. Sin embargo, la ausencia de una tuneladora tradicional ha obligado a los ingenieros a buscar soluciones alternativas.


El proceso de construcción implica la creación de unas paredes de yeso cristalizado que se forman mediante la inyección de una solución de yeso y agua en el terreno. Esta técnica, además de ser más económica, permite una mayor adaptabilidad a las condiciones del suelo y minimiza los riesgos asociados a la construcción en áreas urbanas densamente pobladas.


A pesar de los retos técnicos, el proyecto avanza según lo previsto, y se espera que una vez finalizado, mejore significativamente la conectividad en la zona sur de Madrid, facilitando el desplazamiento de miles de ciudadanos diariamente.


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